jueves, 1 de septiembre de 2011

Chicago: Lincoln Park y Gold Coast

Uno de los días lo dedicamos a visitar el Lincoln Park y el barrio de Gold Coast situados al norte del Loop. Uno de sus principales atractivos es su cercanía al lago Michigan. La vista desde la orilla hacia el Loop es imponente y es una agradable zona de ocio al aire libre donde vimos a muchas personas hacer deporte. 
Vista del Loop desde el North Ave Beach

El Lincoln Park es otro parque enorme de la ciudad, llenos de pistas deportivas, salpicado de estanques bonitos y de zonas arboladas donde es fácil ver ardillas. Gran parte está ocupada por un zoo que vimos por fuera, del que nos llamó la atención su reproducción de la típica granja norteamericana con sus vacas y todo. También visitamos el pabellón del estudio de arquitectura Gang. Me gustó su construcción pero eché en falta algún tipo de mobiliario y que hubiera algo de césped debajo, que invitara a tumbarte o sentarte, y lo integrara más con su alrededor.    
Pabellón del Studio Gang Architects

Goal Coast es una de las zonas más pudientes de la ciudad, llena de villas preciosas en su parte norte y de rascacielos a medida que te acercas al Loop. Es posiblemente la zona más popular para ir de tiendas y está llena de bares y restaurantes animados a casi cualquier hora del día. Nuestro hotel se encontraba muy cerca, algo más al sur, por lo que casi todos los días pasábamos por allí. Esta zona es posiblemente la que mejor representa esa idea que se tiene a priori de una gran ciudad norteamericana, llena de actividad, con sus grandes avenidas, los rascacielos, el constante flujo de personas yendo a trabajar, de compras, a mirar y a ser vistos. Donde es fácil  sentirte anónimo entre la gran variedad de razas y estilos de personas. 
sirens
Una mujer se tapa los oídos al paso de un camión de bomberos. Contemplar y formar parte de aquel ambiente urbano era estimulante y entretenido

Aquella tarde comimos en un restaurante recomendado por una conocida que había vivido en Chicago unos años. Fuimos con muchas expectativas pues nos habían dicho que era un sitio frecuentado por locales donde se podía degustar auténtica comida norteamericana, concretamente la mejor hamburguesa de la ciudad para muchos. Se trataba del Mike Ditka's Restaurant, forrado de madera oscura en su interior y lleno de fotografías y recuerdos de diversos deportistas. No en vano, su dueño es toda una celebridad ya que fue jugador, entrenador en jefe y comentarista de fútbol americano. Como éramos un grupo numeroso, nos pusieron en un rincón del restaurante con una pantalla plana gigante donde estaban retransmitiendo un partido de los Chicago Bulls de Play-off. Sin duda fue una de las comidas más divertidas y auténticas que tuvimos en el viaje, con el local lleno de gente comiendo y tomando cervezas, comentando las jugadas pero sin llegar a resultar molesto. No soy una fan de las hamburguesas pero tenía claro que en el viaje las probaría de todos los colores. Y resultaron ser las más ricas que he comido nunca. No tienen nada que ver con las que sueles encontrar en España, son mucho más sabrosas y están llena de ingredientes. De acompañamiento pedí ensalada que podría haber sido perfectamente un plato aparte. Pero lo que se llevó la palma en cuanto a tamaño se refiere, fue el trozo de tarta de chocolate de la que también nos habían recomendado y avisado. No fuimos capaces de acabarla entre 8 personas. 
Una porción de tarta de chocolate, a 6 dólares, que no pudimos acabar

Y es que si algo comprobé en el viaje, fue que allí casi todo es más grande que en España, ya sean las raciones de comida, los vasos de agua que te ponen nada más sentarte en la mesa, las camas del hotel ... e incluso algunas personas, pues no he visto a gente tan obesa como allí. Y la atención al cliente fue casi siempre ejemplar.

En esta zona también hay que destacar que se encuentra el Lake Shore Drive de Mies Van der Rohe, que ha sido restaurando recientemente por el estudio Krueck and Sexton Architects, un parque comunitario de igual nombre y el John Hancock Center, mi rascacielos favorito de la ciudad. A este último subimos cuando ya era de noche, después de un buen rato haciendo cola. Pero no pudimos sentarnos a tomar nada ya que estaba lleno de gente. Uno de los secretos para contemplar en primera línea las vistas es entrar en el baño de mujeres.
 El John Hancock Center me encantó

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