martes, 6 de enero de 2009

nuestra visita a granada

Hace ya tiempo que volvimos de nuestra visita a Granada pero no quería dejar de contar aquí lo que nos ha parecido. Aprovecharé también para comentar algunos detalles de cómo nos hemos organizado el viaje por si le pudiera servir a alguien que se decidiera a visitar la ciudad en circunstancias parecidas a las nuestras.

Partimos de Sevilla en tren llegando a nuestro destino un domingo a medio día, lo que nos permitió aprovechar la tarde para conocer la zona del centro después de dejar la maletas en el hotel. Nos hospedamos en el Palacio de los Navas que, como su nombre indica, es un antiguo palacio reformado (está dentro de la cadena Epoque Hotels) situado en pleno centro de la ciudad, al lado del ayuntamiento.

fachadas del hotel

patio cubierto al que dan las galerías de acceso a las habitaciones

Fue todo un acierto, ya no solo por la comodidad que supone estar en el centro de la ciudad, sino porque era tranquilo, acogedor, todo estaba muy cuidado y los trabajadores eran amables. Con la reserva de la habitación iba incluido el desayuno que era sencillo y rico. Pero para el que quiera más información que vea los comentarios de los usuarios en Booking, la página donde hicimos nuestra reserva.

nuestra habitación

nuestro aseo

Antes de seguir con lo que vimos esa tarde comentar que me gustó mucho el viaje en tren y en especial la llegada a la ciudad con todas esas fábricas medio abandonadas de ladrillo visto. Intenté identificar la que el arquitecto Juan Domingo Santos tiene (o tenía) "ocupada" pero no me pareció verla.

Esa la tarde estuvimos dando vueltas por las calles del centro, visitamos la Catedral, el hospital de San Juan de Dios y el Monasterio de San Jerónimo, e inluso se nos ocurrió ir andando hasta la zona del Parque de la Ciencias con la esperanza de que estuviera iluminado pero nos llevamos un chasco al comprobar que aquello estaba bastante muerto por la noche. Por lo menos el paseo por el río Genil (bastante seco) fue agradable y vimos un curioso aparcamiento iluminado, con unos restos que parecían de una muralla, en el Paseo de San Sebastián. Una pena que el Centro de Convenciones situado en esta zona peatonal sea tan horrible.

vista general de los jardines de entrada al monasterio

el parking del paseo de San Sebastián

El centro de Granada está compuesto en su mayoría por calles más o menos estrechas, muchas de ellas peatonales, que no siguen una trama ortogonal. La mayoría de sus edificios responden a una arquitectura de aires señoriales que, más que recordarme a Sevilla, me trasportaban a ciudades del norte de España, y donde la mayoría de sus cubiertas son inclinadas.

Al día siguiente por la mañana fuimos a la Alhambra y al Generalife. Subimos en un pequeño autobús y gracias a que teníamos ya las entradas nos evitamos la larga cola de acceso. Estuvimos toda la mañana paseando por los jardines, visitanto los edificios, disfrutamos de las vistas de la ciudad y aunque recorrimos todo, aquello es tan inmenso y hermoso que bien merece varias visitas. Eso sí, está lleno de turistas por lo que conviene madrugar un poco si se quiere ver con menos gente.

detalle de unas cubiertas del Palacio de los Comares

vista de la Alcazaba

Por la tarde estuvimos paseando por el Albaicín. Subimos desde el precioso paseo del Darro hasta el famoso mirador de San Nicolás desde el cual se puede disfrutar de bonitas vistas de la Alhambra, además de ser un espacio agradable con su pavimento de chinos (algo muy presente en todo el Albaicín y en Granada en general) y con una sencilla iglesia del mismo nombre. Éste es un barrio peculiar que conserva su trama de calles estrechas e inclinadas, donde las fachadas apenas dejan entrever los patios de los cármenes. Había zonas más degradadas que otras pero daba la sensación de que allí se empezaban a construir casas de nueva planta para gente más adinerada. También llamaba la atención la presencia de personas estacionadas en caravanas y de otras vendiendo verdura ecológica por las calles, todas ellas de aspecto hippie.

paseo del Darro

una de las calles del Albaicín
En nuestro último día aprovechamos parte de la mañana para pasear por el río Genil, en dirección hacia la sierra, y visitar el nuevo edificio del Parque de las Ciencias del arquitecto Carlos Ferrater del que hablaré en otro post. Al lado está también el edificio de Caja Granada del arquitecto Alberto Campos Baeza (aquí tienen el mapa que hice de arquitectura contemporánea). Por la tarde paseamos por el barrio de San Matías, visitamos el edificio de la Caja Rural del arquitecto Álvaro Siza, repetimos por los alrededores de la Catedral, y aprovechamos el camino hacia la estación de tren para conocer la puerta de Elvira, los jardines del Triunfo y toda esa zona más alejada del centro.

Fachada principal del nuevo edificio del Parque de las Ciencias
del arquitecto Carlos Ferrater


Mención aparte está el tema del tapeo. Una de las coñas del viaje era si sería verdad que en Granada se podía comer en los bares por cuatro duros. Y así es pero habría que matizar que en general, más allá de las "primeras y "segundas" (pocas veces oímos "terceras"), los bares no disponen de mucha variedad de tapas en sus cartas. Da la sensación de que la gente acostumbra a tomarse unas bebidas, con las que te sirven unas tapas caseras del día, iguales para todos y que el consumidor no escoge, y poco más. También es verdad que nosotros somos de fuera y que esto jugaba en nuestra contra aunque nos habían recomendado varios sitios personas que conocen bien la ciudad (que están en este mapa). De los bares a los que fuimos el que más nos gustó fue "Los Manueles" situado en la calle Rayes Católicos, casi a la altura de la Plaza Nueva. Tanto las tapas "gratuitas" (carne estofada y pescado en adobo) como la tabla caliente (croquetas caseras, dos variedades de tortillas de patatas y albóndigas en salsa de tomate) estuvieron bien.
Por supuesto, tampoco pudo faltar la visita a las teterías de la calle Caldedería Nueva. A mí no me gusta el café y sí, y mucho, el té, y mucho más los pasteles árabes, por lo que no podía dejar de probar todo esto por muy turistada que fuera. Mis expectativas se cumplieron y con creces.

té pakistaní (para mí), té de canela (para él)
y tarta de almendra y dos dulces para compartir


Y básicamente esto ha sido todo. Seguramente me dejo algo por contar y por visitar pero en general la ciudad de Granada nos ha encantado. Tiene un tamaño de ciudad manejable para el turista y el propio ciudadano. Su casco antiguo es bonito, además del Albaicín y la Alhambra, y todo está bastante ciudado y limpio. Pero una cosa que me gustó especialmente es la presencia de la naturaleza en la propia ciudad con la sierra nevada en el horizonte. Algún día repetiremos pero mientras tanto nos quedamos con este buen sabor de boca. Y si quieren ver más fotos, pueden pasarse por mi flickr.

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