reflexiones sobre la Plaza de la Encarnación de Sevilla

 Infografía de la futura Plaza de la Encarnación de Sevilla (con el edificio al fondo)

Hace unos días leí en el libro "La humanización del espacio urbano. La vida social entre los edificios" de Jan Gehl, unas reflexiones que se ajustaban a mi apreciación sobre algunos de los fallos que  encuentro en el proyecto Metropol Parasol de la Encarnación, realizado por el arquitecto Jürgen Mayer para la ciudad de Sevilla, y cuyas obras he visitado recientemente.

El en libro se argumenta lo siguiente: "Las actividades que tienen lugar en el mismo nivel se pueden experimentar dentro del alcance limitado de los sentidos ... y en esta situación es fácil moverse entre las actividades. Si ocurre algo en un nivel que está a poca distancia por encima, las posibilidades de experimentarlo se reducen considerablemente. Trepar a un árbol siempre ha sido una buena manera de esconderse.... El efecto relacionado con el uso de espacios públicos elevados se ve claramente en los estudios de William H. White sobre Nueva York. "Las líneas de visión son importantes. Si la gente no ve un espacio, no lo utilizará.""

Esquema de la cubierta de la plaza (la sombra color crema clara, bajo la trama amarilla, sería el mercado)

El proyecto de la Plaza de la Encarnación engloba la ordenación de un área de la ciudad donde se quiere apostar por el espacio público, y en el que habrá un mercado de barrio situado sobre un yacimiento romano  que será visitable. Mi primera crítica hacia el proyecto es cómo se ha diseñado el edificio. Por un lado observamos que desarrolla prácticamente toda su actividad comercial a pie de calle, ocupando una gran superficie, y cuya distancia respecto a los edificios existentes parece escasa. Su colocación en planta genera una fractura entre los diferentes espacios públicos (existentes y creados) y el resto de la ciudad. Este aspecto no favorece que la Plaza de la Encarnación se entienda como una globalidad que integre toda la encrucijada de calles que a ella acometen.

A su vez se propone que la cubierta, llamada "plaza elevada", sea transitable. Pero hay que tener en cuenta que está situada a unos 5 metros por encima de la cota de las calles aledañas por lo que difícilmente funcionará como punto de encuentro (de estancia y tránsito) fácilmente accesible y visible que facilite la proliferación de actividades por contagio. Más bien se ha diseñado una plaza-pódium que corre el peligro de convertirse en una zona marginal por la que previsiblemente nadie pasará para ir de una punta a otra. Resulta inquietante leer en la memoria del proyecto la definición de este espacio como "un destino atractivo para refugiarse de la vida urbana". Además, en dicha cubierta se colocarán unas macro estructuras cuya finalidad principal será dar sombra al espacio libre que queda bajo ellas y el posibilitar una visión de la ciudad desde arriba, ya sea tomándo algo en un restaurante o paseando por ellas. Ninguna de estas finalidades me parecen suficiente justificación para su colocación teniendo en cuenta la escala del lugar y la de dichas estructuras. Ni creo que todo ello ayude a generar más actividad en la "plaza".
Y todo esto, sin entrar en más valoraciones estéticas-funcionales ni en el deslpilfarro de dinero que ha supuesto para la ciudad.

Ojalá los alcaldes y responsables políticos leyeran el libro de Jan Gehl, porque posiblemente sabrían qué exigir y hacer para que nuestras ciudades fueran más "humanas".