lunes, 13 de octubre de 2008

Zinemaldia 2008. Happy-Go-Lucky (2ª parte). La felicidad no es un cuento


Mike Leigh en su última película nos habla en clave de humor sobre la vida de una profesora de parvulitos (qué gran palabra por cierto) a la que le gusta que la llamen Poppy. Es una treinteañera soltera que vive de alquiler en un apartamento con su amiga de toda la vida, también compañera de profesión. Poppy es una mujer muy positiva que siempre intenta quitar dramatismo a los problemas, tiene cierto aire infantil tanto en su forma de hablar como de vestir, pero sin embargo no es agena ni ciega hacia los problemas tabú de los demás aunque a veces estos la vea como una mujer que no quiere madurar, como una Peter Pan de la vida, por el hecho de que le guste salir por la noche, por no haber encontrado pareja estable ni haberse comprado una casa. Bajo este retrato (en el que más de uno podrá sentirse identificado) que está enmarcado en una sociedad que ya no está tan sujeta a las normas y esquemas de vida de antes lo que a veces genera incompresiones generacionales, el director (y en este caso también guionista) vuelve a reflexionar sobre aspectos de la vida que le importan, como la necesidad de más parques donde puedan jugar los niños, el agotamiento semanal de los padres que puede provocar una dejadez en las relaciones con sus hijos, el maltrato infantil, etc.


Se aprecia un importante trabajo de actores (la mayoría femeninos) donde todos están a la altura de la protagonista (Sally Hawkins ganó el Oso de Oro en la pasada Berlinale por esta interpretación), destacando al profesor de autoescuela (Eddie Marsan) que hace de hombre amargado, racista y homófobo con el que Poppy interpretará la que para mí es la escena más dura de la película. La protagonista vivirá situaciones dulces, divertidas (la clase de flamenco es de las más graciosas) y duras, siempre aceptándolas tal como vienen y acompañándolas con la mejor de las sonrisas. Poppy es feliz, aunque a veces tiene sus momentos, pero como ella misma dice, en eso consiste el juego. Y es que muchas veces todo depende del prisma con el que se miren las cosas y no de la gravedad de los problemas. El único punto negro que le veo a la película es la escena del vagabundo pues corta el ritmo, resulta extemporáneo, y apenas aporta nada nuevo. Pero salvo eso, Mike leigh nos vuelve a regalar una pequeña joya, sencilla en su factura y nada pretenciosa ni superficial.

- los que me conocéis sabéis que siempre recomiendo ver las películas en VOS y esta vez con más motivo porque me ha dado por ver el trailer subtitulado y la voz que le ponen a la actriz principal es horrible -

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿HomófoGo? ;-)

orphangirl dijo...

tenía mis dudas y miré en el DRAE pero no venía nada así que tiré de ignorancia :P Gracias! ahora lo cambio.